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La historia que pocos conocen: el verdadero preso que inspiró a Fruko y sus Tesos

La canción “El preso” se inspiró en la historia real del amigo del compositor Álvaro Velásquez

La historia que pocos conocen: el verdadero preso que inspiró a Fruko y sus Tesos

En este mundo tan grande que es la salsa hay canciones que prenden la fiesta y hay otras que estremecen el alma. Entre esas está “El Preso”, ese himno que suena en todos lados: en los barrios, en las ciudades, en los pueblos, en las veredas y hasta en la consola de cada DJ salsero.

Pero ¿alguna vez te has preguntado por qué se escribió esta canción?

La respuesta no es ficción: “El Preso” nació de una historia real y se puede decir que su origen es tan fuerte como su coro.

¿Pero cómo nació esta letra?

Todo comenzó cuando Álvaro Velásquez, percusionista de Fruko y sus Tesos, recibió una carta de un amigo suyo desde una cárcel en Canadá.

Un colombiano condenado a 30 años por narcotráfico. Lejos de su tierra, enfrentando el frío más duro y la soledad más fuerte, aquel hombre le escribió con profunda tristeza, donde se evidenciaba su arrepentimiento y el vacío de estar preso.

Ese testimonio desgarrador tocó a Velásquez, tanto que en cuestión de minutos transformó aquella confesión en letra.

Sí: el grito que escuchamos en “El Preso” no es inventado, es un lamento real.

¿De vallenato a salsa por destino?

Lo más increíble es que la canción no nació como vallenato. Velásquez la escribió pensando en un vallenato. Pero cuando Fruko la escuchó, supo que esa historia pedía algo más grande, algo más contundente:

“Salsa brava, dura y callejera”.

El arreglo de Luis Carlos Montoya y la voz profunda de Wilson “Saoko” Manyoma hicieron el resto, Así que, en 1975, Colombia creo un clásico.

Lo que empezó como la historia de un solo hombre, terminó convirtiéndose en un canto universal.

“El Preso” se convirtió en himno de quienes viven sus propias cárceles como, por ejemplo: los atrapados en la pobreza, los que cargan culpas, los que trabajan sin descanso y los privados de la libertad que sueñan con volver a ver a sus familias.

Por eso, 50 años después, sigue sonando como si hubiese salido ayer.

¿Por qué sentimos tanto esta canción?

Porque no es solo una canción para bailar también es una canción para sentir.

Sus versos son un grito desde la oscuridad, un recordatorio de que cualquiera puede perderlo todo, y un llamado a valorar la libertad y sobre todo a amar la vida.

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